viernes, 6 de febrero de 2015

300 años del nacimiento del escultor Ignacio Vergara.

Portada del Palacio del Marqués de Dos Aguas, foto de 1870.




Hoy 6 de febrero de 2015, celebramos una fecha digna de ser recordada.
Hace justo 300 años nacía el escultor Ignacio Vergara Gimeno (6 de febrero de 1715-13 de abril de 1776), hijo del  escultor Francisco Vergara, el mayor.
Estuvo influido como no podía ser menos por todas las corrientes artísticas de su tiempo. Algunos dirán que pertenece a la escultura del barroco tardío, otros que bebió de las influencias de la escultura italiana, tanto la barroca, como de los ejemplos mas importantes la escultura renacentista.




Busto de bronce de Ignacio Vergara, autor: Fernando Miranda Casellas, 1858,
 Pl. del Temple, Valencia.



Independientemente, de sus estilos, está claro que fue un artista hijo de su tiempo. Dado por entero a la escultura, y por qué no decirlo también a su ciudad, a la ciudad del Turia, Valencia, de donde aprendió, tanto de su padre (Francisco Vergara), como de los maestros que se disponían a efectuar grandes obras en la ciudad. Por ejemplo la portada barroca de la catedral, con Conrad Rudolf y los más de 40 años que le costó terminar dicho proyecto. De ahí aprendió a trabajar la disposición abierta de la figura, donde todo parece estar entrelazado, como si esa especie de escenario teatral pidiera una acción que el escultor está dispuesto a otorgar a la piedra.
Bien sabemos que el escultor, al menos el escultor monumental barroco, no puede trabajar solo, y en el caso que más me ha llamado la atención se encuentra la portada de alabastro del Palacio del Marqués de Dos Aguas (1744). Para mí la mejor de sus obras. Y uno de los elementos artísticos que más me gustan de mi ciudad. En este trabajo de alto relieve tallado sobre alabastro, realiza una obra previamente diseñada por Hipólito Rovira (pintor y arquitecto, que es el encargado de la renovación del palacio de los marqueses.)






Vista del Palacio del Marqués de Dos Aguas, foto de 1870



Esta puerta, se convierte en la puerta principal del palacio. La hornacina de la parte superior, alberga la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de la familia. Si los marqueses estaban fueran la hornacina permanecía cerrada, y si estaban en casa se abría, de modo que toda la ciudad sabían si los dueños estaban o no en casa.









Este trabajo se convertirá en toda una gran manifestación de intenciones, sobre el poderío de dicha familia. Una especie de gran cartel en relieve, que habla de los marqueses, de estas dos aguas, son estas figuras gigantes, como atlantes, o ríos. De sus tinajas nacen los ríos más importantes de Valencia, el Júcar y el Túria. Estos ríos flanquean la puerta, entras o sales pasando por ellos, con toda la carga simbólica que le puedas añadir. Si contemplas el material de cerca, ese alabastro, muy utilizado como ventanas, por su facilidad para traspasar la luz, aquí es como el agua, por donde también pasa la luz. Agua cristalina, como el alabastro. Y trabajado como si ese circular del cincel, dejara el remolino del cauce de estos dos ríos.
















Dentro de todo su complemento de grandes detalles, de animales salvajes (leones, cocodrilos, plantas, etc) representan la abundancia de bienes, y capacidad de sus dueños. Pero todos sabemos de la gran influencia de la que se impregnó en su época, la Fuente de los cuatro ríos de Bernini de 1651. Vergara vivía dentro del grupo de eruditos de la ciudad. La gente habla de lo que otros han contado, se sabe lo que se hace en otras partes del mundo, y Roma es una de las ciudades más importantes de esta época que no puede pasar desapercibida para los artistas de Valencia. Dentro de ese círculo de gente de gran cultura, en su época habría estado el mismo Patriarca Ribera, de él se sabe que se carteaba tanto con Bernini, como con el mismo Borromini, y hasta disponía de un zoo en una de sus alquerías de Alboraya. El cocodrilo, o el conocido por los valencianos como el drac del Patriarca, aún se pude apreciar en la pared de la entrada a la iglesia de dicho nombre.









La fuente de Bernini, de la plaza Navonna, bien al ser de bulto redondo, se adapta mejor a elaborar estos magníficos cuatro ríos. En el caso de la portada valenciana, al considerar que es un relieve, el uso de dos ríos es perfecto.




Esta portada, al estar a pié de calle, nos invita a detenernos, a apreciar mejor sus detalles. Pero sobretodo a intentar vivir un poco más tranquilos, y disfrutar contemplando la destreza del autor, y la gran fantasía de su diseño.







Solo quería mencionar el hecho de este aniversario, 300 años del nacimiento del escultor que realizó entre otras piezas importantes en la ciudad, esta maravillosa portada cuando tenía 29 años.
No se si desde el Museo Nacional de cerámica González Martí, para este año piensan realizar alguna exposición sobre este artista, o bien hacer algún seminario. Del mismo modo que desconozco si desde el Museo de Bellas Artes de Valencia, el antiguo San Pío V, sede de la Real Academia de San Carlos, se ha considerado hacer algún acto conmemorativo. Considerando que este escultor y su hermano José Vergara Gimeno, también pintor, fueron unos de los fundadores de dicha institución, al crear la Academia de Santa Bárbara.
Por otro lado me alegra saber que Turiart, ha planeado una ruta por las obras más importantes que hay en Valencia de Ignacio Vergara titulada: Tras los pasos del escultor valenciano. La celebración de un acontecimiento de este tipo bien merecen el reconocimiento de todos los que amamos nuestra ciudad, nuestra cultura y nuestra historia.

Felicidades Ignacio Vergara.


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