El pasado sábado pude visitar el estudio de Miquel Navarro.
Y justo hoy 29 de septiembre, además de ser su santo veo que es su cumpleaños. Y cumple nada más y nada menos que 70 años.
Reconozco tener admiración por su trabajo, pero al conocerlo un poco más de cerca, te sorprendes ya que descubres también a una gran persona muy normal y cercana.
Había quedado con Miquel, un par de días antes por teléfono. A finales de julio coincidimos en la valoración y selección del premio de escultura de Cursol, del cual yo soy colaborador y comisario. Aquella mañana en Valencia fue muy agradable por coincidir tanto con Miquel, como con el resto del jurado ( los escultores Vicente Ortí, Toni Marí, y la profesora del mercado del arte Marta Pérez Ibáñez). Terminada la deliberación quedé que iría a su estudio cuando estuvieran los catálogos para dárselos en persona y de paso ver su estudio. Y así fue.
Un poco antes de la hora fijada, iba hacia su estudio de Mislata, cuando le reconocí sentado en una terraza. Pasé a saludarle, y me senté con él, me invitó a tomarme un café y fuimos hablando del I premio de Escultura Solidaria de Cursol. De la inauguración de la semana anterior en el hotel El Rodat de Javea. De las vicisitudes para conseguir que todas las esculturas llegaran a la sala, permisos de embajadas, comunicación con los artistas, el viaje in extremis del artista que desde México perdió el vuelo por causas ajenas a su voluntad pero llegó justo a tiempo...
Terminado el café fuimos a su estudio que estaba a escasos metros, y me abrió las puertas de ese espacio que ya conocía por fotos, pero que no creía que vería en persona. Lo primero que me sorprendió fueron los cactus del patio antes de entrar en las naves que configuran uno de sus estudios. Le dije que los había visto en catálogos, salen como protagonistas en algunas de sus acuarelas y dibujos, o detrás de él cuando aparece en fotos con sus esculturas. Me comentó que es una variedad llamada San Pedro, y que lo más llamativo son sus flores que se abren solo de noche.
De ahí entramos en las naves, que son estudio, taller, almacén, y hasta sala de exposiciones,
diría yo, ya que muchas de sus piezas están montadas ocupando gran cantidad de espacio, también para ser bien observadas.
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Encendió las luces, y fui descubriendo cada uno de los elementos que se encontraban en ese inmenso espacio. Esculturas, embalajes de madera, cajas, estanterías, composiciones de ciudades, y focos que van alumbrando cada parte. Me confesó que así comprendía mejor la luz que debía proyectar a sus piezas.
Me mostró cómo suenan sus esculturas. Ha hecho con ellas una composición musical. Le pregunté temas técnicos que los escultores no podemos dejar de mirar y sin ningún reparo me contestó cada una de mis preguntas.
Fue una auténtica lección magistral, o como ahora se dice tanto una master class.
Vi su estudio de la parte superior. Los dibujos en los que está trabajando actualmente, y sus últimas esculturas, donde está aplicando diferentes tonalidades de pátinas, hasta que decida cuál es la que más le gusta.
Descubrí que su próxima escultura pública es para Portugal. Está en fase inicial, preparándose el encofrado. Y me confirmó que su próxima exposición será en Bruselas, junto a Manolo Valdés, y Alberto Corazón. "Casi nada", le dije yo.
Felices 70 años.
Miquel Navarro con uno de los catálogos de Cursol. |
Estudio Miquel Navarro |
Estudio Miquel Navarro |
Estudio Miquel Navarro |
Estudio Miquel Navarro |
Con Miquel Navarro en su estudio. |
Estudio Miquel Navarro |
Estudio Miquel Navarro |
Con Miquel Navarro en su estudio. |
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